Que los medios de comunicación sean conocidos en las sociedades modernas como el «cuarto poder» no es casualidad. Desde el desarrollo de los mass media en la primera parte del siglo XX, el periodismo se ha consolidado como una herramienta esencial de vigilancia del poder político en los Estados democráticos, pero también como un eficaz instrumento de control y adoctrinamiento de la opinión pública en regímenes autoritarios. La información es poder, y como tal, la responsabilidad que emana de su tratamiento y difusión es a menudo motivo de controversias respecto a elementos difusos como la objetividad, la ética y la independencia, propiciando un duro debate sobre el papel de los medios de comunicación en las sociedades actuales. La viralidad de Internet, el ruido de las redes sociales y nuevos fenómenos como las fake news aumentan la complejidad de una discusión a menudo plagada de incógnitas e intereses, siendo sumamente difícil dar una respuesta única a cuestiones como qué es el periodismo y cuáles son sus límites.